1. Los resultados del aprendizaje, las didácticas de enseñanza y los métodos de evaluación deben estar alineados.
2. Al redactar el resultado de aprendizaje de la asignatura o curso, es útil centrarse en lo que el estudiante debe ser capaz de demostrar en su desempeño una vez finalice la experiencia de aprendizaje formal.
3. En la literatura especializada se sugieren diferentes relaciones numéricas -mínimo tres, máximo diez- para definir la cantidad ideal de resultados de aprendizaje que se deben redactar por asignatura o curso. En todo caso, lo cierto es que el número indicado de resultados de aprendizaje para una asignatura tendrá una relación estrecha con la complejidad de la asignatura, el número de unidades temáticas que la conforman y la extensión del contenido a desplegar por unidad.
4. Las taxonomías resultan útiles al momento de seleccionar el verbo que expresa el aprendizaje en acción, pues ayudan a diferenciar las acciones que serán evaluadas (medición y cuantificación) y el nivel (secuencia jerárquica) de complejidad que conlleva.
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