Cuidando el diseño del RA: la redacción, sí aporta


1. Evite la redacción de oraciones densas (fraseología innecesaria, ambigüedad): el RA debe ser claro, preciso, observable, medible y cuantificable de forma tal que los públicos de interés (estudiante, profesor, egresado, padre de familia, instituciones pares, pares evaluadores, auditores, empleadores, agencias acreditadoras de calidad, sociedad) comprendan el alcance de la meta declarada.


2. Describa tareas específicas y alcanzables (uso de verbos activos). Ejemplo: aplica, calcula, evalúa, diagnostica, diseña, formula


3. Evite proporcionar información acerca de cómo se ejecuta la acción signada en el verbo (adverbalización del verbo). Ejemplo: Emplea correctamente el instrumental clínico para la realización de curaciones en personas de la tercera edad.


4. Apóyese en alguna taxonomía (de Bloom, por ejemplo) al momento de redactar el RA, esto lo ayudará a diferenciar las acciones que serán evaluadas (medición y cuantificación) y los niveles cognitivos (secuencia jerárquica) presentes en cada uno de ellos.


5. Considere el tiempo necesario para lograrlos; se corre el peligro de ser muy ambicioso cuando se elaboran resultados de aprendizaje. Pregúntese si es posible lograr el resultado de aprendizaje dentro del tiempo (período previsto) y con los recursos de los que dispone.


6. Tenga presente cómo apreciarlos; formas tangibles para su evaluación, esto es, ¿cómo va a saber si el estudiante los ha logrado o no? (verificación y nivel de desempeño logrado)


7. Procure incluir en la asignatura resultados de aprendizaje provenientes de varios niveles de la taxonomía de Bloom; si tiene oportunidad privilegie los de las categorías superiores.


8. Recurra al concepto de un par amigo: pregúntele a sus pares si los RA formulados por Usted tienen o no sentido.

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